20080909

Quién va a imaginar que este hombre que fuma cigarros rubios y que viaja en taxi a la oficina tiene tan sólo un par de zapatos y que para colmo le ajustan. Quién va a pensar que debe tres cuotas de hipoteca, la matrícula de la universidad, el valor de un terno en la sastrería... Quién va a pensarlo, pero las deudas se acumulan y la situación parece no tener remedio. Vuelven los malos días de 1948. ¿En quién habremos de esperar ahora? Yo me siento impotente para librar mi hogar del hundimiento. Las 45 libras que gano por aquel trabajo mecánico y mensajeril me alcanzan apenas para mantener mis vicios y de ninguna manera para cultivar mis virtudes. Dentro de un año seré abogado, ¿para qué? Seguiré lo mismo, como ahora, en la Sección Legal de una Compañía, sufriendo la rigidez de la jerarquía, el desdén de los potentados y con cuatro o cinco clientes tan paupérrimos que tengo que pagarles los gastos judiciales. La mañana de este domingo está muy bella y yo no sé si estudiar mi curso de Derecho Tributario o si continuar escribiendo mi novela camusiana.
J.R.R-La Tentación del Fracaso
28 de octubre de 1951, Lima

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