Hasta he llegado a pensar que ha muerto mi firme esperanza en el Señor.
Recuerdo mi tristeza y soledad , mi amargura y sufrimiento;me pongo a pensar en ello y el ánimo se me viene abajo.
Recuerdo mi tristeza y soledad , mi amargura y sufrimiento;me pongo a pensar en ello y el ánimo se me viene abajo.
Pero una cosa quiero tener presente y poner en ella mi esperanza:
EL AMOR DEL SEÑOR NO TIENE FIN, NI SE HAN AGOTADO SUS BONDADES.
EL AMOR DEL SEÑOR NO TIENE FIN, NI SE HAN AGOTADO SUS BONDADES.
Cada mañana se renuevan;¡qué grande es su fidelidad! Y me digo :¡ El Señor lo es todo para mí; por eso en él confío!
Lamentaciones 3:18-24.
Lamentaciones 3:18-24.
Dios:Nuestro refugio y nuestra fuerza
Sociedad Bíblica Peruana,A.C.
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